miércoles, 10 de agosto de 2011

LA ANSIEDAD O INQUIETUD EXCESIVA


Uno de los tipos de inquietud más graves es la ansiedad, que se define así: “Estado o sensación de aprensión, desasosiego, agitación, incertidumbre y temor resultante de la previsión de alguna amenaza o peligro”. (Enciclopedia de medicina y enfermería Mosby.) Es un “estado de ánimo apenado caracterizado por la espera de un peligro inminente e indeterminado, y por la convicción de hallarse impotente para alejarlo”. (Gran enciclopedia médica Sarpe.) Entre los signos fisiológicos que la caracterizan están la sudoración, la tensión y el aumento de la frecuencia cardíaca. De modo que puede ser un problema complicado. Algunas de las muchas causas de este estado de ánimo son la enfermedad, el envejecimiento, el temor al delito, el desempleo y la preocupación por el bienestar de la familia.
Cómo controlar los pensamientos
¿Cómo reaccionamos en la vida diaria cuando nos enfrentamos a pruebas de la fe o a tribulaciones? ¿Nos asustamos solo de pensar en los obstáculos o desafíos que se avecinan? ¿O los vemos de manera equilibrada? Como reza un dicho inglés: “No cruces el puente antes de llegar a él”. Es posible que, al fin y al cabo, no haya necesidad de cruzar el puente imaginario. Así, ¿por qué atormentarnos por algo que quizá nunca suceda? La Biblia dice: “La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia” (Proverbios 12:25). El resultado suele ser el aplazamiento de las decisiones y la postergación de los asuntos hasta que es demasiado tarde.
si usted desea controlar la ansiedad excesiva, mantenga la mente ocupada con cosas utiles y satisfactorias, ¿por qué no ponerse metas definitivas, especialmente espirituales, Es cierto que se puede obtener algún alivio temporal mediante descansar, salir a dar una caminata, cambiar de rutina o de ambiente, o escuchar música suave. Sin embargo, quizás nos inclinemos al pensar negativo y a tener ansiedad, dependiendo de las cosas que se nos hayan enseñado o que hayamos experimentado. Por esta razón, la capacidad intelectual y la fuerza de voluntad no son suficientes para producir paz mental.
La fe fuerte, es decir, anticipación y esperanza seguras, contribuye a que se tenga una actitud positiva, mientras que lo desconocido estimula la ansiedad y el temor. (Hebreos 11:6.) En realidad, el pensar negativo o las dudas pueden hacer que fallemos donde pudiéramos haber tenido éxito. 
El autodominio y la sensatez, también, son cualidades que tenemos que cultivar para poder promover relaciones placenteras con otros. “Un hombre de discernimiento es sereno de espíritu”, controla sus emociones
El amor por otros promueve sentimientos muy deleitables, el tener el deseo de animar a otros y hacerlos sentir cómodos. “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera.” “Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor.” (Romanos 12:10; 1 Corintios 13:4, 5
Aunque cada uno de nosotros quizás reconozca que tiene que controlar ciertas emociones a mayor grado, podemos confiar en que el progreso y la felicidad están a nuestro alcance. Con ese fin, debemos esforzarnos mucho por cuidar de no soñar despiertos ni tampoco ceder a emociones fuera de control, como por ejemplo: el preocuparnos innecesariamente. Más bien, esforcémonos por cultivar emociones positivas y sanas para así estar en paz con nosotros mismos, con nuestros asociados y con Dios.