sábado, 29 de enero de 2011

La depresión infantil: “Quisiera no estar vivo”

Entrevista con el doctor Donald McKnew, del Instituto Nacional de Salud Mental, quien ha investigado este tema durante veinte años.

entrevistador: ¿Cuán extendido cree usted que está este problema?


McKnew: En un estudio reciente que se ha realizado en Nueva Zelanda con mil niños, se halló que, a la edad de nueve años, un 10% de los niños ya ha experimentado un incidente depresivo. Tenemos la impresión que de un 10 a un 15% de niños en edad escolar sufre trastornos en su estado de ánimo. Una cantidad más pequeña sufre de depresión profunda.


entrevistador: ¿Cómo puede usted determinar si el niño sufre una depresión profunda?


McKnew: Uno de los síntomas determinantes es que no encuentra satisfacción en nada. No quiere salir a jugar con sus amigos o estar con ellos. No se interesa en la familia. Se aprecia pérdida de concentración; no puede concentrar su atención ni siquiera en un programa de televisión, mucho menos en sus tareas escolares. Se observa en él un sentimiento de inutilidad, un sentido personal de culpa. Va diciendo de sí mismo que no vale o que nadie lo quiere. O bien no puede dormir, o duerme demasiado; o pierde el apetito, o come demasiado. Además, se le oye expresar ideas suicidas, como “quisiera no estar vivo”. Si se observara este conjunto de síntomas y duraran una o dos semanas, estaríamos ante un caso de un niño gravemente deprimido.


entrevistador: ¿Cuáles son los desencadenantes básicos de la depresión infantil?


McKnew: Cuando uno profundiza hasta aislar factores específicos en la vida de un determinado niño, probablemente halle que la causa principal sea una pérdida. Aunque por lo general se trata de la pérdida de uno de sus padres, puede tratarse también de un amigo, de parientes cercanos o hasta de un animal doméstico. Después de la pérdida de seres queridos, yo pondría la subestimación y el rechazo. Vemos a una gran cantidad de niños que son tratados injustamente, y a quienes sus padres hacen sentir pequeños e insignificantes. A veces a un niño se le hace servir de chivo expiatorio. Se le culpa de todo lo que va mal en la familia, sea la culpa suya o no. Por consiguiente, él se siente indigno. Otro factor es un trastorno en el estado de ánimo de uno de sus padres.


entrevistador: El libro Why Isn’t Johnny Crying? (¿Por qué Johnny no llora?), del cual usted es coautor, menciona que algunos niños deprimidos recurren a la droga y al alcohol, o hasta a un comportamiento delictivo. ¿Por qué?


McKnew: Creemos que ellos pretenden esconder su depresión hasta de sí mismos. A menudo, su manera de hacerle frente es por medio de mantenerse ocupados con otras cosas: el robo de coches, la drogadicción o la bebida. Estas son maneras de enmascarar lo mal que se sienten. De hecho, el tratar de ocultar su depresión es uno de los rasgos más evidentes que hace que la depresión infantil difiera de la de los adultos.


entrevistador: ¿Cómo puede usted determinar que se trata de depresión y no de un mal comportamiento del niño?


McKnew: Por medio de hablar con él y lograr que se abra, se encuentra a menudo la depresión. Y si esta se trata adecuadamente, su comportamiento mejorará. Aunque lo aparente pareciera ser otro síntoma, la depresión estaba ahí, encubierta.


entrevistador: ¿Cómo se logra que un niño deprimido se abra?


McKnewEn primer lugar, hay que escoger un tiempo oportuno y un lugar tranquilo. Luego, hay que hacer preguntas concretas, como: “¿Hay algo que te está molestando?”, “¿te sientes triste o melancólico?”, “¿estás disgustado?”. Si el niño ha sufrido la pérdida de un ser querido, se le podría preguntar, en función de las circunstancias: “¿Echas de menos a tu abuela tanto como yo?”. Ha de dársele una oportunidad de exteriorizar sus sentimientos.


entrevistador: ¿Qué le recomendaría usted a un niño profundamente deprimido que hiciera?


McKnew: Que hable con sus padres. Detectar la depresión es un asunto serio, ya que, por lo general, solo el niño sabe que está deprimido. Sus padres y sus maestros normalmente no lo aprecian. He visto adolescentes que han ido a sus padres y les han dicho: “Estoy deprimido, necesito ayuda”, y la han recibido.


entrevistador: ¿Cómo puede un padre ayudar a un niño deprimido?


McKnew: Si la depresión tiene un efecto debilitante, no debe tratarse en casa, como tampoco se trataría una pulmonía. Una depresión debilitante debe ser atendida profesionalmente, porque pudiera ser necesaria alguna medicación. Empleamos medicación en más de la mitad de los casos que tratamos, aun con niños a partir de los cinco años de edad. También tratamos de reajustar el modo de pensar del niño. Por estos medios, la depresión es sumamente curable.


entrevistador: Si no es una depresión debilitante, ¿qué pueden hacer los padres?


McKnew: Reflexionar sinceramente sobre sí mismos y su familia. ¿Ha habido alguna pérdida grave que ha de comentarse y considerarse con el niño? Cuando se pierde un ser querido, no minimizar la tristeza del niño. Ha de permitírsele que dé salida a su pesar. Den al niño deprimido una cantidad especial de atenciones, elogios y apoyo emocional. Pasen algún tiempo adicional únicamente con él. Comprometerse afectivamente con el niño es el mejor tratamiento que se le puede dar.


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